En la mitad del campo había una casita de paja, rodeada de prados y flores.
Pasaba por allí, muy de prisa, una ratita Pardita. Buscaba donde vivir y pregunto:
Casa, casita, ¿Quién adentro habita?
Como nadie contestó, la ratita comenzó a vivir en ella muy feliz.
La rana Cuacuana iba saltando por el campo. De pronto vio una casita muy hermosa.
Casa casita ¿Quién adentro habita?
Soy la ratita Pardita, y ¿Quién eres tú?
Soy la rana Cuacuana.
Pues vente a vivir conmigo.
Y Cuacuana y Pardita comenzaron a vivir en la casa.
Y aquí va Brincalejos, el conejo más veloz. Pasa, ve la casa y pregunta:
Casa casita, ¿Quién adentro habita?
Yo, la ratita Pardita.
Yo, la rana Cucuana.
¿Quién eres tú?
El conejo Brincalejos.
Pues vente a vivir con nosotras.
El conejo da un magnífico salto y así empiezan los tres a vivir juntos.
Pasa por allí la zorrita Rabirojita. Da unos golpecitos en la ventana y pregunta:
Casa casita, ¿Quién adentro habita?
Yo, la ratita Pardita.
Yo, la rana Cuacuana. Yo, el conejo Brincalejos.
¿Quién eres tú?
Yo soy la zorrita Rabirojita.
Pues vente a vivir con nosotros.
Se mete así la zorra en la casa y los cuatro empiezan a vivir juntos.
De pronto pasa por allí un oso Zarposo. Ve la casita y con un gruñido amistoso pregunta:
Casa casita, ¿Quién adentro habita?
Yo, la ratita Pardita.
Yo, la rana Cuacuana.
Yo, el conejo Brincalejos.
Yo la zorrita Rabirojita
¿Quién eres tú?
Yo soy el oso Zarposo
Pues ven a vivir con nosotros.
El oso intenta entrar. Lo intenta por la puerta, lo intenta por la ventana pero no puede pasar.
Entonces dice:
Creo que mejor será que viva en vuestro tejado.
¿y hundirnos la casita! –contestan todos a coro.
Pero como voy a hundir la casita
Está bien, está bien, sube.
Y sube el oso al tejado, y en el mismísimo instante en que se sienta
–¡cataplás! – la casita se derrumba
Disparados salen
la ratita Pardita, la rana Cuacuana, el conejo Brincalejos y la zorrita Rabirojita.
Desolados se quedan todos , pues no tienen donde vivir.
Pero tienen una idea, empiezan a traer troncos del bosque, sierran tablas,
y construyen una nueva casa, que alberga a todos y es mucho mejor que la anterior.