Versos de Otoño

El árbol pelado

El Otoño ha llegado

 

Hojas que caen

La hoja cayó

En mullido colchón

Dormida a la tierra alimentará

Y en primavera

Nueva hoja será

 

Hojas del jardín

Montañas de hojas

Yo quiero pisar

Que crujan, que suenen

¡Que alegría da!

 

Otoño dorado

Otoño dorado

¿Que frutos has dado?

Manzanas rojitas, almendras también

Uvas negras, granadas y muy rica miel

Chirimoyas e higos que quiero comer

Y con las calabazas una rica sopa hacer

 

Farolito

Farolito amigo

Camina conmigo

Y en mi corazón

Enciende un fogón

 

La niña del Farol

Había una vez una niña que llevaba su brillante farolito por las calles llena de alegría.

 

Yo voy con mi farolito y mi farolito conmigo;

Arriba brillan estrellas, abajo yo y mi amigo.

 

Entonces vino el viento silbando y zumbando.

Y la lucecita apagando.

 

-¡Oh! –exclamó la niña-. ¿Quién encenderá mi farol?-. Pero por mucho que buscó, nadie apareció.

(Llega un erizo).

¿Qué es lo que se mueve en el follaje? ¿Qué es lo que anda a pasitos cortos y rápidos?

¿Qué es lo que se desliza tan deprisa? ¡Es un amiguito con pinchos!

Querido erizo mío, el viento apagó mi farol. ¿Quién puede encendérmelo de nuevo?

 

No te puedo contestar, tienes otros a quien preguntar.

No me puedo parar, donde mis hijos tengo que estar.

 

(La niña sigue su camino. Llega un oso).

¿Qué es lo que tanto gruñe? ¡Es el amigo oso! Querido oso mío, el viento apagó mi farol.

¿No sabes de alguien que pueda encendérmelo? El oso mueve su gordinflona cabeza y dice:

 

No te puedo contestar, tienes otros a quien preguntar.

No me puedo parar, tengo que ir a descansar.

 

¿Qué es lo que se mueve tan suave? ¿Qué es lo que se desliza por la hierba?

Es un listo y astuto zorro. Husmea con su nariz y dice a la niña:

De aquí te tienes que marchar, a tu casa tienes que llegar. Debo deslizarme y observar. Pronto un ratón quiero cazar.

 

Entonces la niña se sentó en una piedra y llorando dijo:

¿Nadie me quiere ayudar?

Las estrellas la oyeron y dijeron:

Al sol debes preguntar. El te puede contestar.

La niña recobró su ánimo y siguió adelante. Finalmente llegó a una casita. Dentro vio a una anciana que estaba hilando en una rueca. La niña abrió la puerta y dijo: -¿Sabes el camino hacia el Sol? ¿Quieres venir conmigo?

 

Tengo que trabajar. Hilos finos tengo que hilar.

Pero descansa un poco a mi lado pues te espera un camino largo y cansado.

La niña entró y se sentó. Cuando la niña hubo descansado cogió su farol y siguió su camino.

 

Y caminando llegó a una casita. Dentro se encontraba el anciano zapatero arreglando zapatos.

– Buenos días, querido zapatero. ¿Conoces tú el camino que lleva al Sol? ¿Quieres venir conmigo?

Y el zapatero dijo:

Muchos zapatos hay que arreglar no tengo tiempo para pasear.

Pero descansa un poco a mi lado pues te espera un camino largo y cansado.

Cuando la niña hubo descansado, agarró su farol y siguió adelante. Finalmente, en la lejanía, vio un monte muy alto. Y pensó:

 

– Allí arriba vivirá el Sol.

Y corrió ligera como un corzo. Se le acercó un niñito que estaba jugando y saltando con su pelota en la pradera.

-¿Quieres venir conmigo al sol? Pero el niño prefería saltar y jugar.

Entonces la niña subió sola su camino, subiendo más y más por la montaña. Pero allí arriba tampoco encontró al Sol. Y pensando se dijo:

– Aquí me quedo esperando al Sol.

Y se sentó en el suelo a esperarlo. Como estaba muy cansada de tanto andar, se le cerraron los ojos y se quedó dormida.

Pero el Sol había visto a la niña desde hacía tiempo, y cuando llegó el atardecer se inclinó y le encendió el farol. Entonces la niña se despertó y exclamó:

-¡Oh! mi farol brilla de nuevo.

 

Y levantándose, se puso alegremente en camino.

 

De nuevo encontró al niño, y éste le dijo:

– He perdido mi pelota y no la puedo encontrar.

– Yo te voy a iluminar –le dijo la niña.- Aquí está –gritó el niño-. Y se alejó cantando y saltando.

 

La niña siguió su camino y llegó a la casa del zapatero.

El zapatero estaba triste en su cuartito. – Se apagó la lumbre –dijo- mis manos se quedaron tiesas de frío, y no puedo seguir arreglando zapatos.

– Yo te encenderé de nuevo la lumbre –dijo la niña.

El zapatero se calentó sus manos y siguió diligentemente martillando y cosiendo.

 

Lentamente prosiguió la niña su camino a través del bosque, llegando a la casita de la anciana. En su cuartito no había luz. – Mi luz se apagó –dijo la anciana-. Desde hace tiempo no puedo seguir hilando.

– Yo te encenderé de nuevo la luz –dijo la niña alegremente.

Entonces la anciana cogió de nuevo su rueca y siguió hilando finos hilos.

 

Por fin la niña llego al bosque y todos los animales se despertaron del resplandor.

El zorrito husmeó y miró la luz. El oso gruñó y gruñó, acurrucándose aún más en su cueva de invierno. El erizo se acercó lleno de curiosidad:

– ¡Qué luciérnaga tan grande hay aquí!

 

La niña se fue alegremente a casa cantando:

 

Yo voy con mi farolito y mi farolito conmigo;

Arriba brillan estrellas, abajo yo y mi amigo.

 

Waldorf one World

La pasada semana celebrábamos en Casa Waldorf el  WOW Day, con las familias más cercanas y aquellos amigos que también quisieron acercarsea disfrutar de este evento.
Fue una tarda maravillosa, dónde los más pequeños (y los mayores) pudimos disfrutar de las dulces tartas que las familias habían preparado y del bonito cuento de Micael, hermosamente cantado y contado por Sandra.

Escribimos en telitas nuestros deseos para la infancia y las dejamos ondear al aire otoñal, en un ambiente festivo y alegre.

También Milan nos ofreció sus bonitas peonzas hechas a mano, y cuyos beneficios fueron destinados a los más necesitados, así como las aportaciones voluntarias de familias y amigos.

Os dejamos las fotografías del evento para que las disfrutéis, tanto como nosotros disfrutamos de la celebración.

 

Los organizadores del evento nos han respondido con esta nota desde Alemania:

“Vielen herzlichen Dank für die schönen Fotos und den kleinen Bericht! Wir sind sehr berührt von Eurer Teilnahme beim WOW-Day und das Engagement der Casa Waldorf.

Wir werden allmählich berichten und am Ende der Aktion uns bei allen Kindern und Schulen bedanken.

Liebe Grüße und einen großen Dank an alle Kinder

Olivia Girard”


“Muchas gracias de corazón por las bellas fotos y el pequeño boletín. Nos sentimos muy emocionados de nuestra participación al WOW-Day y el involucramiento de Casa Waldorf.

En breve vamos a informar y al final de la acción vamos a agradecer a todos los niños y escuelas.

Con saludos cariñosos y gran agradecimiento a todos los niños

Olivia Girard”

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