La liebre de Pascua
Había una vez una familia de liebres de Pascua, el padre, la madre y los siete hijos. El padre y la madre liebre no sabían quién de sus hijos iba a ser ese año la liebre de Pascua. Entonces la madre liebre de Pascua cogió una cesta con siete huevos, y el padre liebre de Pascua llamó a sus siete hijos y dijo al mayor:
-Coge un huevo de la cesta y llévalo al jardín de la casa donde viven muchos niños.
El mayor cogió el huevo dorado y se fue con él a través del bosque, cruzó el riachuelo, atravesó la pradera y llegó al jardín de la casa de los niños. Entonces quiso saltar por encima de la verja, dio un salto demasiado grande y el huevo se cayó y se rompió. Ésta no era la verdadera liebre de Pascua.
Le llegó el turno al segundo. Éste cogió el huevo plateado, corrió con él a través del bosque, cruzó el riachuelo y llegó a la pradera. Entonces le llamó la urraca:
-Dame tu huevo, dame tu huevo y te regalaré una moneda.
Y sin que la liebre se diera cuenta, ya se había llevado la urraca el huevo a su nido. Ésta tampoco era la verdadera liebre de Pascua.
Le tocó el turno al tercero. Éste escogió el huevo de chocolate, corrió con él a través del bosque, cruzó el riachuelo, llegó a la pradera y justo entonces, llegó saltando de un pino alto una ardilla, puso grandes ojos y preguntó:
-¿Está rico?
-No lo sé, lo quiero llevar a los niños.
-¿Me dejas probar un poco?
La ardilla chupó un poco y, como le gustó tanto, siguió lamiendo, y la liebre lamió con ella hasta que todo el huevo había desaparecido. Cuando la tercera liebre llegó a casa, la madre liebre de Pascua le tiró de los pelos de su morrito que aún estaban llenos de chocolate y dijo:
-Tú tampoco eres la verdadera liebre de Pascua.
Ahora le llegó el turno al cuarto. El cuarto cogió el huevo con muchas manchitas. Con este huevo corrió a través del bosque. Cuando estaba cruzando el riachuelo se paró en medio y se vio en el riachuelo como en un espejo. Cuando se estaba mirando, ¡plaf!, se cayó el huevo al agua. Ésta tampoco era la liebre de Pascua.
Le llegó el turno al quinto. El quinto cogió el huevo amarillo. Con él corrió a través del bosque y antes de llegar al riachuelo se encontró con el zorro.
-Oye, vente conmigo a mi madriguera y enseña a mis hijos el huevo bonito.
Los zorritos empezaron a jugar con el huevo, se cayó encima de una piedra y se rompió. Rápidamente corrió la liebre a casa con las orejas gachas. Ella tampoco era la verdadera liebre de Pascua.
Le llegó el turno al sexto. El sexto escogió el huevo rojo y con él corrió a través del bosque. Entonces se encontró en el camino con otra liebre. Puso su huevo en el camino y empezó a pelearse con la otra. Por fin, la otra liebre huyó y cuando la sexta liebre buscó su huevo, lo encontró hecho migas. Ésta tampoco era la verdadera liebre de Pascua.
Le tocó ya el turno a la séptima, la liebre más joven y pequeña. Ella cogió el huevo azul. Con el huevo azul atravesó el bosque. En el camino se encontró con otra liebre. La dejó pasar y siguió adelante. Entonces vino el zorro. La liebre dio un rodeo y llegó al riachuelo. Con unos saltos ligeros cruzó por encima del tronco. Vino la ardilla pero la liebrecita siguió adelante y llegó a la pradera. Cuando la urraca gritó, simplemente le contestó:
-¡Tengo que seguir!, ¡tengo que seguir!
Por fin, llegó al jardín de la casa. La puerta estaba cerrada. Ella dio un salto, ni demasiado grande, ni demasiado pequeño, y puso el huevo en el nido que le habían construido los niños. Ésta era la verdadera liebre de Pascua.
Editorial. Rudolf Steiner
Mes: abril 2014
Liebres de Pascua
Ingredientes
4 tazas de harina de espelta
25gr de levadura fresca
3 cucharadas soperas de aceite de oliva
1 cucharadita de sal
1/2 cucharadita de azúcar
Agua tibia
Preparación
1.- disolver la levadura en un cuenco agregar el azúcar y cubrir con agua tibia (para caliente) y reservar.
2.- poner la harina en un cuenco, agregar la sal y revolver
3.- hacer un agujero en el centro de la harina, como un volcán.
4.-agregar alrededor del agujero el aceite
5.-agregar la levadura que preparamos anteriormente y un poco más de agua, hasta llenar el agujero que hemos hecho en la harina.
6.- con cuchara de madera comenzar a incorporar harina y agua, si hace falta, agregamos agua pero siempre en poca cantidad.
7.- cuando la masa este homogénea la ponemos sobre la mesa y amasamos, con mucho amor.
8.- hacemos pequeños huevitos (como una nuez alargada) y cortamos con la tijera de cocina en un extremo para formar las orejas de nuestras liebres
9.-cogemos el “morrito” y con un palillo hacemos los ojitos (esto le encanta a los niños)
10.- ponemos la bandeja en el centro del horno precalentado a 170g, durante 15 a 20 minutos
Trenza o pan de Pascua
(para 2 o 3 panes pequeños)
Ingredientes
300 gramos de harina con levadura
1/2 cucharadita de levadura en polvo
100 gramos de azúcar
4 gramos de sal
115 gramos de mantequilla sin sal
250 gramos de requesón (Quark)
2 huevos grandes
1 cucharadita de extracto (polvo) de vainilla o 1 bolsita de azúcar de vainilla
cáscara rallada de un limón
45 gramos de almendras crudas
100 gramos de pasas (opcional)
2 o 3 huevos cocidos
Preparación
Precalentar el horno a 170 C.
Poner las pasas en remojo.
Tostar las almendras y triturarlas.
Mezclar los ingredientes secos: harina, levadura en polvo, azúcar y sal.
Trocear la mantequilla y mezclarla con la harina etc.
Añadir las almendras y las pasas.
Mezclar en otro recipiente:
Requesón, 1 huevo, vainilla y la cáscara de limón.
Añade esta mezcla a la otra (harina).
Amasarla bien con las manos pero no mucho tiempo.
Formar 2 o 3 bolitas y untar un huevo batido por fuera y encima de las monas
(esto para que quede bien dorada).
Por último colocar un huevo cocido (presionar para que no se caiga) encima de cada una de las monas.
Hornea durante 40 minutos.
En el árbol…
en el arbol
en la rama
un pajarito hace su cama
pone en ella dos huevitos
pronto salen pajaritos
mariposa revolotea
vuela, vuela aletea
en una rosa se posará
¡la primavera aqui esta!
pra pri pri
primavera es aqui
pra pri pro
primavera ya llegó
Doña Primavera
Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.
Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.
Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo.
Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va llena de soles
y llena de trinos!
Gabriela Mistral